lunes, 11 de septiembre de 2017

Jardines rotos

Crece la sección McCarthy de mi biblioteca.

Leí The Gardener’s Son, un guión escrito por Cormac McCarthy, uno de mis novelistas favoritos, en 1975. El guión fue un encargo del director Richard Pearce, quien lo filmó paraPBS.
Leer guiones es siempre un gran ejercicio. La primera vez que leí un guión fue para traducirlo del español al inglés; un amigo productor necesitaba una versión en inglés de un guión para buscar inversores y me contrató para hacerlo. El guión era de un muy buen autor/director argentino, y me resultó muy útil para llevar algo de eso a la narrativa: concentrarse en imágenes y diálogo, no escribir la vida interna de los personajes sino mostrarla. McCarthy hace mucho de eso en su narrativa, y en un guión mucho más. Es un gran ejercicio.
Basado en una historia real ocurrida en el sur de EE.UU. en 1876, el guión habla de un pueblo que gira alrededor de un molino de algodón. El viejo dueño, que muere al principio de la historia, tenía ideas progresistas que incluían el embellecimiento del pueblo, y por eso tenía contratado a un jardinero (McEvoy padre). El hijo del jardinero pierde una pierna en un accidente del que no sabemos nada, deja un trabajo de oficina en el molino y deja el pueblo. Vemos también al hijo del dueño, que no es tan progresista, haciendo una propuesta indecente a una hija de McEvoy. En el segundo acto, años después, el hijo del jardinero regresa: su madre murió, su padre ya no arregla jardines sino que trabaja en el molino y los jardines se vinieron abajo. Como dice un veterano: “Ya no importan tanto los jardines por acá. Los jardines siempre son lo primero que se pierde.” (p. 42) El hijo va a las oficinas del molino, se encuentra con el nuevo dueño y lo mata. Sus abogados lo convencen de que no hable mal del muerto, de su recurrente acoso a mujeres y es condenado a la pena de muerte.
Lo más llamativo del guión es lo que no se dice: por qué mata el hijo del jardinero al hijo del dueño. En la entrada de Wikipedia del guión se habla del enojo del asesino por el comportamiento capitalista del asesinado, pero eso no surge directamente del libro. No sabemos tampoco si el accidente por el que el asesino perdió su pierna se relaciona con el asesinado; ni si sabía que su hermana había sido acosada por él. No sabemos tampoco si el consejo del abogado tenía como objetivo beneficiar al cliente o sólo a la familia del muerto. Así y todo, suponemos que no hubo justicia. Entre la declaración del abogado (“Si los hombres no fueran más justos que Dios no habría justicia en este mundo. En todos lados donde miro veo a hombres tratando de corregir las injusticias con los que los dejó Dios”) y el sufrimiento del padre, nos quedamos con el corazón roto del viejo jardinero.

Originales de las citas usadas
“Not big on gardens here no more. Gardens is always the first thing to go.” (p. 42)
“If men were no more just than God there’d be no peace in this world. Everywhere I look I see men trying to set right the inequities that God left them with.” (p. 68)

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